¿Motivación
”Ex”trínseca o “In”trínseca?
Vivimos en una sociedad tan
consumista que creemos que la motivación es un producto que anuncian en la tele y una gran compañía americana
ha empaquetado para ponerlo en el estante de la caja
del supermercado.
Las personitas humanas, en
estos tiempos, tenemos gustos muy raros. Preferimos el “ex” al
“in”. Lo que está en el exterior “ex” nos resulta más
fácil, “ex”parejas y “ex”jefes incluidos. Lo que está en
el interior “in” nos produce miedo, tanto como para salir
huyendo despavoridos.
Reflexionemos
un momento. Si por mucho que no estén
presentes, no nos libramos de los “ex”,
¿ para qué temer tanto a los “in”? Tal vez mirando
a esos “in” encontremos la solución
del laberinto.
Como habréis podido
detectar, no es objeto de este capítulo hablar de la motivación
extrínseca. Aquella que se obtiene de cosas que se pueden comprar,
personas que nos aportan un chute de energía o situaciones del tipo
me tocó la lotería con este trabajo o est@ novi@. El foco de
interés está en la motivación intrínseca, que como la palabra
indica, es aquella que se genera dentro y de la que cada uno es dueño
con independencia de lo que pase fuera. ¿Hay una motivación más
libre que ésta? Si alguien la encuentra, por favor, que lo diga.
¿Desmotivación
o Depresión?
Hace poco recibí en
consulta a una persona que decía sentirse desmotivada. Llevaba un
año sin tomar las riendas de su vida. Lo primero que llamó mi
atención fue la pérdida de energía vital. Estaba ausente la fuerza
de la vida que impulsa por el mero hecho de estar vivos. Era la
personificación de un clarísimo NO a la vida. La desmotivación
bien podría ser un estado de morir viviendo y, no solo por ello,
podemos hablar de depresión.
Para considerar que una
persona tenga depresión hacen falta la unión de muchos síntomas.
No bastan la anergia, pérdida de vitalidad energética, ni la
anhedonia, pérdida de satisfacción y placer en actividades
cotidianas. La depresión es mucho más compleja. Así pues, sugiero
desterrar de nuestro lenguaje que nos sentimos deprimidos. En este
tiempo es habitual oír eso de “tengo depresión postvacacional”.
Atención a las etiquetas que nos ponemos porque hacen más daño del
que imaginamos. Cuidar el lenguaje ayuda al pensamiento y por tanto
al sentimiento y a la acción.
Esto
sí es depresión
Si
alguien está interesado en profundizar en la depresión puede leer a
Emily Dikinson,
maestra de la metáfora y ver este vídeo de
Andrew Solomon, Depression, the secret we share (on.ted.com/t07H4)
Siempre
hay una historia detrás de la historia que nos contamos
Para averiguar la historia
oculta es imprescindible bajar de la mente al cuerpo y a las
sensaciones memorizadas en él. Ayudados por la respiración
y la percepción sentida en el cuerpo ahondamos en nuestras
emociones e inconsciente. A partir de ahí se revela un sentimiento más auténtico desde el que elaborar una interpretación real de los hechos.
De esto se trata una
consulta piscoterapéutica. Uno va a sorprenderse. A descubrir de forma vivencial la historia que está detrás de la
historia. Si no es así, mejor ir a un bar a tomarse unas cañas con un amigo y contarle la misma historia de siempre. Seguro que algo alivia y sale más barato, aunque me temo que
no resuelve. Ojalá fuera así y ojalá no hicieran falta las
consultas psicoterapéuticas. La realidad es otra.
Salir
de la desmotivación
Volviendo a la persona que
vino a consulta os puedo decir que no sólo se sorprendió sino que
recuperó lo que había perdido, lo más básico: Su Energía Vital y
el SI a la Vida. Y no fue por lo hablado precisamente, sino por lo
experimentado. Tomó por si misma la Fuerza de su interior. Acompañé
como partera al alumbramiento de su SI a la vida. Es una de esas
maravillas que tiene mi trabajo.
La Fuerza Vital estaba
escondida tras muchos velos:
Añorar
un pasado idealizado
A veces vivimos el presente
añorando situaciones del pasado que creímos mejor. Idealizamos
momentos de vida que se daban en otras familias que no eran la
nuestra. Nos encadenamos al sufrimiento de conseguir esta
idealización en nuestro presente y futuro. Esto produce una gran
insatisfacción. Las ensoñaciones engañosas no solo no
se cumplen, sino que destruyen.
Sostenernos
sobre creencias engañosas
Interpretamos como
maravilloso e inalcanzable un pasado que no es, un hoy que no llega y
un mañana que perseguimos sin encontrar. Atrapados en la línea
del tiempo no tomamos posición en la vida. No soltamos lo injusto
que es no haber tenido aquello que idealizamos. Nos sujetamos al
engaño de nuestra creencia porque es lo que aprendimos. Este ha sido
el caldo de cultivo de nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones.
Negación
de la realidad
La vida no es un ideal sino
que es vida. Tiene sus momentos buenos y no tan buenos. Si nos
queremos quedar con los buenos que, además no lo son tanto como
creímos, amputamos parte de la realidad y por tanto, vemos la vida a
medias.
Miedo
a entrar en “emociones negativas”
La negación de las
emociones nos cubren de miedos. En la antigüedad las evitábamos con la religión, hoy con las drogas y la
pseudo-espiritualidad. Atención a los escapismos porque siguen
siendo velos que impiden ver la realidad de lo que es, tal cual es.
Es un enganche adictivo a la esclavitud para no ser libres porque el
miedo a ser libres es mucho mayor.
Emociones negativas no
atendidas como tristeza y enfado bloquean nuestra vida. Todas las
emociones sirven, las negativas también, si están presentes en el
ser humano es por algo. Sostener la tristeza puede convertirse en
enfado y desde el enfado podemos hallar una fuerza hasta ahora
perdida como el fuego enterrado en las llamas. Entrar en el enfado
sirve, al menos de momento, para avivar la llama.
Miedo
al abandono y a la dejadez
Si de pequeños hemos visto
alrededor abandono y dejadez sintiendo tristeza por ello. ¿Quién va
a querer entrar en la tristeza? Si hemos visto que la forma de salir
de ese abandono y dejadez es con tiranía. ¿Cómo no vamos a
aprender a ser tiranos? De esta manera transitamos
entre dejadez y tiranía convirtiéndonos en agresivos pasivos o
activos simultáneamente. Es lo que hemos aprendido. Las impresiones
dejan huella.
¿Qué padres se plantean
hacer algo más sano con su abandono y dejadez? ¿Más sano para ellos
y por consiguiente para sus hijos? Lo que no sabemos hacer con
nosotros “in” lo pasamos automáticamente a nuestros hijos “ex”. Luego les pedimos, explícita o implícitamente, que consigan lo que no conseguimos.
Lealtades
inconscientes
Asumimos cargas heredadas de
patrones familiares no resueltos. El miedo a entrar en las emociones
negativas vistas en casa, como pueden ser la tristeza y enfado,
encadenan de por vida. Es una cadena perpetua emocional y transgeneracional. En otros
tiempos por lealtades familiares la gente se batía en duelo. Hoy tal
vez no se muera en el sentido literal aunque se vive muerto.
En
consulta se escapan palabras nunca dichas con sencillez y
verdad. A veces, se dice incluso eso de: Uy! Esto se me ha
escapado, me ha salido solo, nunca me lo había dicho así. Qué
bueno es eso! Eso, eso mismo, es lo que hay que decir una y otra vez
para empezar la disolución de la cárcel de la desmotivación en la
que nos hemos metido. Ese es el Mantra Real que disuelve nuestro
malestar.
Para recuperar la motivación
hay que salir primero de la desmotivación. De verdad. Sin trampas ni
cartón. Despatando los velos tejidos como marañas. Y recuperar la Fuerza Vital que nos coloca ante la vida con un SI con mayúsculas.
Como el tema de la
motivación da para mucho y, aún más tratándose de la
“in”trínseca, hasta aquí algunas aclaraciones que pueden
servir para empezar a motivarnos. Continuará...